Sunday, May 25, 2008
Aquí estoy de nuevo, en la necedad de renacer en el proyecto de La Barraca Lorquiana. Hace mucho tiempo que lo deje abandonado, pero nunca fue mi intención dejarla morir. Mi lucha sigue , y mi pasión desbordada me hace continuar escribiendo... escribiendome reflejada en el espejo lorquiano en el que afortunadamente habito desde hace muchos años.
Nuevamente inspirada en mi origen andaluz, en mis abuelos, en mis padres, en mis hermanos y en mis amigos, en Lorca, en todos y todo aquello que me han ayudado a ser quien soy, a todos ustedes les dedico esta nueva etapa de La Barraca Lorquiana.
Lo que es un hecho es que esta Barraca contnuará...
Wednesday, January 10, 2007
El asesinato de Federico
" Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio!..."
El 16 de agosto de 1936, García Lorca fue detenido por los militares dirigidos por el diputado de la CEDA, Ramón Ruiz Alonso, y Juan Luis Trescastro. Ruiz Alonso se encargó de redactar una denuncia contra el poeta en la que se incluían cargos como su homosexualidad o su amistad con Fernando de los Ríos.
Parece mentira que lo mataran en su Granada, como dice Machado, pero lo hicieron. Y lo hicieron sabiendo exactamente lo que hacían. Rojo, homosexual y enemigo de la España católica.
La intolerancia y el miedo al despertar de las ideas de igualdad y justicia que Lorca plasmaba en su obra, provocaron el asesinato del poeta. Asesinato injusto... por que ¿quien puede mutilar las ideas? Lorca murió brutalmente asesinado, traicionado por su patria... y sin embargo su legado es universal, es actual, es de las entrañas españolas y al mismo tiempo del universo entero sin fronteras, por que lo que intentaron aniquilar perdura, por que Lorca habla acerca de problemas humanos sin nacionalidad ni religión. Responde a la historia y a la actualidad.
Quisieron callar un eco que a 70 años de su muerte sigue retumbando en los oídos del mundo.
EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
El 16 de agosto de 1936, García Lorca fue detenido por los militares dirigidos por el diputado de la CEDA, Ramón Ruiz Alonso, y Juan Luis Trescastro. Ruiz Alonso se encargó de redactar una denuncia contra el poeta en la que se incluían cargos como su homosexualidad o su amistad con Fernando de los Ríos.
Parece mentira que lo mataran en su Granada, como dice Machado, pero lo hicieron. Y lo hicieron sabiendo exactamente lo que hacían. Rojo, homosexual y enemigo de la España católica.
La intolerancia y el miedo al despertar de las ideas de igualdad y justicia que Lorca plasmaba en su obra, provocaron el asesinato del poeta. Asesinato injusto... por que ¿quien puede mutilar las ideas? Lorca murió brutalmente asesinado, traicionado por su patria... y sin embargo su legado es universal, es actual, es de las entrañas españolas y al mismo tiempo del universo entero sin fronteras, por que lo que intentaron aniquilar perdura, por que Lorca habla acerca de problemas humanos sin nacionalidad ni religión. Responde a la historia y a la actualidad.
Quisieron callar un eco que a 70 años de su muerte sigue retumbando en los oídos del mundo.
EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Tuesday, January 02, 2007
Granada
Uno de los paisajes de Federico (1918)
I Amanecer de verano
II AlbaicínA Lorenzo Martínez Fuset, gran amigo y compañero.
III Canéfora de pesadilla
IV Sonidos A María Luisa Egea.
V Puestas de sol
I Amanecer de verano
Los montes lejanos surgen con ondulaciones suaves de reptil. Las transparencias infinitamente cristalinas lo muestran todo en su mate esplendor. Las umbrías tienen noche en sus marañas y la ciudad va despojándose de sus velos perezosamente, dejando ver sus cúpulas y sus torres antiguas iluminadas por una luz suavemente dorada. Las casas asoman sus caras de ojos vacíos entre el verdor, y las hierbas, y las amapolas y los pámpanos, danzan graciosos al son de la brisa solar. Las sombras se van levantando y esfumando lánguidas, mientras en los aires hay un chirriar de ocarinas y flautas de caña por los pájaros. En las distancias hay indecisiones de bruma y heliotropos de alamedas, y a veces entre la frescura matinal se oye un balar lejano en clave de fa. Por el valle del Dauro, ungido de azul y de verde oscuro vuelan palomas campesinas, muy blancas y negras, para pararse sobre los álamos, o sobre macizos de flores amarillas. Aún están dormidas las campanas graves, sólo algún esquilín albayzinero revolotea ingenuo junto a un ciprés. Los juncos, las cañas, y las yedras olorosas, están inclinadas hacia el agua para besar al sol cuando se mire en ella... El sol aparece casi sin brillo..., y en ese momento las sombras se levantan y se van..., la ciudad se tiñe de púrpura pálida, los montes se convierten en oro macizo, y los árboles adquieren brillos de apoteosis italiana. Y todas las suavidades y palideces de azules indecisos se cambian en luminosidades espléndidas, y las torres antiguas de la Alhambra son luceros de luz roja..., las casas hieren con su blancura y las umbrías tornáronse verdes brillantísimos. El sol de Andalucía comienza a cantar su canción de fuego que todas las cosas oyen con temor. La luz es tan maravillosa y única que los pájaros al cruzar el aire son de metales raros, iris macizos, y ópalos rosa... Los humos de la ciudad empiezan a salir cubriéndola de un incendio pesado..., el sol brilla y el cielo, antes puro y fresco, se vuelve blanco sucio. Un molino empieza su durmiente serenata... Algún gallo canta recordando al amanecer arrebolado, y las chicharras locas de la vega templan sus violines para emborracharse al mediodía.
II AlbaicínA Lorenzo Martínez Fuset, gran amigo y compañero.
Surgen con ecos fantásticos las casas blancas sobre el monte... Enfrente, las torres doradas de la Alhambra enseñan recortadas sobre el cielo un sueño oriental. El Dauro clama sus llantos antiguos lamiendo parajes de leyendas morunas. Sobre el ambiente vibra el sonido de la ciudad. El Albaizín se amontona sobre la colina alzando sus torres llenas de gracia mudéjar... Hay una infinita armonía exterior. Es suave la danza de las casucas en torno al monte. Algunas veces entre la blancura y las notas rojas del caserío, hay borrones ásperos y verdes oscuros de las chumberas... En torno a las grandes torres de las iglesias, aparecen los campaniles de los conventos luciendo sus campanas enclaustradas tras las celosías, que cantan en las madrugadas divinas de Granada, contestando a la miel profunda de la Vela. En los días claros y maravillosos de esta ciudad magnífica y gloriosa el Albaizín se recorta sobre el azul único del cielo rebosando gracia agreste y encantadora. Son las calles estrechas, dramáticas, escaleras rarísimas y desvencijadas, tentáculos ondulantes que se retuercen caprichosa y fatigadamente para conducir a pequeñas metas desde donde se divisan los tremendos lomos nevados de la sierra, o el acorde espléndido y definitivo de la vega. Por algunas partes, las calles son extraños senderos de miedo y de fuerte inquietud, formadas por tapiales por los que asoman los mantos de jazmines, de enredaderas, de rosales de San Francisco. Se siente ladrar de perros y voces lejanas que llaman a alguien casualmente con acento desilusionado y sensual. Otras, son remolinos de cuestas imposibles de bajar, llenas de grandes pedruscos, de muros carcomidos por el tiempo, en donde hay sentadas mujeres trágicas idiotizadas que miran provocativamente... Están las casas colocadas, como si un viento huracanado las hubiera arremolinado así. Se montan unas sobre otras con raros ritmos de líneas. Se apoyan entrechocando sus paredes con original y diabólica expresión. Aparte de las mutilaciones que ha sufrido por algunos granadinos (mal llamados así) este barrio único y evocador, lo demás conserva plenamente su ambiente característico... Al deambular por sus callejas surgen escenarios de leyendas. Altares, rejas, casonas enormes con aires de deshabitadas, miedosos aljibes en donde el agua tiene el misterio trágico de un drama íntimo, portalones destartalados en donde gime un pilar entre las sombras, hondonadas llenas de escombros bajo los cubos de las murallas, calles solitarias que nadie las cruza y en donde tarda mucho una puerta en aparecer..., y esa puerta está cerrada, covachas abandonadas, declives de tierra roja en donde viven los pulpos petrificados de las pitas. Cavernas negras de la gente nómada y oriental. Aquí y allá siempre los ecos moros de las chumberas... Y las gentes en estos ambientes tan sentidos y miedosos inventan las leyendas de muertos y de fantasmas invernales, y de duendes y de marimantas que salen en las medias noches cuando no hay luna vagando por las callejas, que ven las comadres y las prostitutas errantes, y que luego lo comentan asustadas y llenas de superstición. Vive en estas encrucijadas el Albaizín miedoso y fantástico, el de los ladridos de perros y guitarras dolientes, el de las noches oscuras en estas calles de tapias blancas, el Albaizín trágico de la superstición, de las brujas echadoras de cartas y nigrománticas, el de los raros ritos de gitanos, el de los signos cabalísticos y amuletos, el de las almas en pena, el de las embarazadas, el Albaizín de las prostitutas viejas que saben del mal de ojo, el de las seductoras, el de las maldiciones sangrientas, el pasional... Hay otros rincones por estas antigüedades, en que parece revivir un espíritu romántico netamente granadino... Es el Albaizín hondamente lírico... Calles silenciosas con hierbas, con casas de hermosas portadas, con minaretes blancos en los que brillan las verdes y grises mamas del adorno característico, con jardines admirables de color y de sonido. Calles en que viven gentes antiguas de espíritu, que tienen salas con grandes sillones, cuadros borrosos y urnas ingenuas con Niños Jesús entre coronas, guirnaldas y arcos de flores de colorines, gentes que sacan faroles de formas olvidadas al paso del Viático y que tienen sedas y mantones de rancio abolengo. Calles en que hay conventos de clausura perpetua, blancos, ingenuos, con sus campaniles chatos, con las celosías empolvadas, muy altas, rozando con los aleros del tejado..., donde hay palomas y nidos de golondrinas. Calles de serenata y de procesión con las candorosas vírgenes monjiles... Calles que sienten las melodías plateadas del Dauro y las romanzas de hojas que cantan los bosques lejanos de la Alhambra... Albaizín hermosamente romántico y distinguido. Albaizín del compás de Santa Isabel y de las entradas de los cármenes. El Albaizín de las fuentes, de las glorietas, de los cipreses, de las rejas engalanadas, de la luna llena, del romance musical antiguo, el Albaicín de la cornucopia, del órgano monjil, de los patios árabes, del piano de mesa, de los amplios salones húmedos con olor de alhucema, del mantón de cachemira, del clavel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
*Al recorrer estas calles se van observando espantosos contrastes de misticismo y lujuria. Cuando se está más abrumado por el paseo angustioso de las sombras y las cuestas, se divisan los colores suaves y apagados de la vega, siempre plateada, llena de melancólicos tornasoles de color..., y la ciudad durmiendo aplanada entre neblinas, en las que descuella el acorde dorado de la catedral enseñando su espléndida girola y la torre con el ángel triunfador. Hay una tragedia de contrastes. Por una calle solitaria se oye el órgano dulcemente tocado en un convento... y la salutación divina de Ave María Stella dicha con voces suavemente femeninas... Enfrente del convento, un hombre con blusa azul maldice espantosamente dando de comer a unas cabras. Más allá unas prostitutas de ojos grandes, negrísimos, con ojeras moradas, con los cuerpos desgarbados y contrahechos por la lujuria, dicen a voz en cuello obscenidades de magnificencia ordinaria; junto a ellas, una niña delicada y harapienta canta una canción piadosa y monjil... Todo nos hace ver un ambiente de angustia infinita, una maldición oriental que cayó sobre estas calles. Un aire cargado de rasgueos de guitarras y de gritos calmosos de la gitanería. Un sonido de voces monjiles y un runrún de zambra anhelante. Todo lo que tiene de tranquilo y majestuoso la vega y la ciudad, lo tiene de angustia y de tragedia este barrio morisco. Por todas partes hay evocaciones árabes. Arcos negruzcos y herrumbrosos, casas panzudas y chatas con galerías bordadas, covachas misteriosas con líneas del oriente, mujeres que parecen haber escapado de un harem... Luego una vaguedad en todas las miradas que parece que sueñan en cosas pasadas..., y un cansancio abrumador. Si alguna mujer llama a sus hijos o a alguien, es un quejido lento lo que murmura y los brazos caídos y las cabezas despeinadas dan una impresión de abandono a la suerte, y una creencia en el destino verdaderamente musulmana. Hay siempre ritmos gitanos en el aire y canciones desesperadas o burlonas, con sonidos guturales. Por las callejas se ven los cerros dorados con murallas árabes. Hay heridas en las piedras manando agua clara que se arrastra serpeando calle abajo. En las cocinas, las macetas de claveles y geranios se miran en las ollas y perolas de cobre, y las alacenas abiertas en la tierra húmeda se muestran repletas de los cacharros morunos de Fajalauza. Hay perfumes de sol fuerte, de humedad, de cera, de incienso, de vino, de macho cabrío, de orines, de estiércol, de madreselva. Hay en los ambientes un gran barullo extraño, envuelto en los sonidos oscuros que lanzan las campanas de la ciudad. Un cansancio soleado y umbroso, una blasfemia eterna y una oración constante. A las
guitarras y los jaleos de juerga en mancebía, responden las voces castas de los esquilines llamando a coro. Por encima del caserío se levantan las notas funerales de los cipreses, luciendo su negrura romántica y sentimental... Junto a ellos están los corazones y las cruces de las veletas que giran pausadamente frente a la majestad espléndida de la vega.
*Al recorrer estas calles se van observando espantosos contrastes de misticismo y lujuria. Cuando se está más abrumado por el paseo angustioso de las sombras y las cuestas, se divisan los colores suaves y apagados de la vega, siempre plateada, llena de melancólicos tornasoles de color..., y la ciudad durmiendo aplanada entre neblinas, en las que descuella el acorde dorado de la catedral enseñando su espléndida girola y la torre con el ángel triunfador. Hay una tragedia de contrastes. Por una calle solitaria se oye el órgano dulcemente tocado en un convento... y la salutación divina de Ave María Stella dicha con voces suavemente femeninas... Enfrente del convento, un hombre con blusa azul maldice espantosamente dando de comer a unas cabras. Más allá unas prostitutas de ojos grandes, negrísimos, con ojeras moradas, con los cuerpos desgarbados y contrahechos por la lujuria, dicen a voz en cuello obscenidades de magnificencia ordinaria; junto a ellas, una niña delicada y harapienta canta una canción piadosa y monjil... Todo nos hace ver un ambiente de angustia infinita, una maldición oriental que cayó sobre estas calles. Un aire cargado de rasgueos de guitarras y de gritos calmosos de la gitanería. Un sonido de voces monjiles y un runrún de zambra anhelante. Todo lo que tiene de tranquilo y majestuoso la vega y la ciudad, lo tiene de angustia y de tragedia este barrio morisco. Por todas partes hay evocaciones árabes. Arcos negruzcos y herrumbrosos, casas panzudas y chatas con galerías bordadas, covachas misteriosas con líneas del oriente, mujeres que parecen haber escapado de un harem... Luego una vaguedad en todas las miradas que parece que sueñan en cosas pasadas..., y un cansancio abrumador. Si alguna mujer llama a sus hijos o a alguien, es un quejido lento lo que murmura y los brazos caídos y las cabezas despeinadas dan una impresión de abandono a la suerte, y una creencia en el destino verdaderamente musulmana. Hay siempre ritmos gitanos en el aire y canciones desesperadas o burlonas, con sonidos guturales. Por las callejas se ven los cerros dorados con murallas árabes. Hay heridas en las piedras manando agua clara que se arrastra serpeando calle abajo. En las cocinas, las macetas de claveles y geranios se miran en las ollas y perolas de cobre, y las alacenas abiertas en la tierra húmeda se muestran repletas de los cacharros morunos de Fajalauza. Hay perfumes de sol fuerte, de humedad, de cera, de incienso, de vino, de macho cabrío, de orines, de estiércol, de madreselva. Hay en los ambientes un gran barullo extraño, envuelto en los sonidos oscuros que lanzan las campanas de la ciudad. Un cansancio soleado y umbroso, una blasfemia eterna y una oración constante. A las
guitarras y los jaleos de juerga en mancebía, responden las voces castas de los esquilines llamando a coro. Por encima del caserío se levantan las notas funerales de los cipreses, luciendo su negrura romántica y sentimental... Junto a ellos están los corazones y las cruces de las veletas que giran pausadamente frente a la majestad espléndida de la vega.
III Canéfora de pesadilla
De una puerta negra con enormes desconchones en la madera y entre un incienso verde y húmedo, surge la figura espantosa cubierta de andrajos y con ojos amarillentos por la bilis... En el fondo hay un patio antiguo... patio en donde quizá los eunucos durmieran a la luz de la luna, patio empedrado de musgo, con sombras árabes en las paredes, y un gran aljibe miedoso y profundo... En sus carcomidas balaustradas se apoyan macetas marchitas de geranios, y en sus columnas renegridas se abrazan enredaderas tísicas... Más allá un muladar y en una de sus paredes un Cristo espantoso con falda de bailarina, adornado de flores de trapo... Un mareo ahogadizo de moscas y mil avispas zumbando amenazadoras. En el cielo muy azul, fuego de sol..., y de aquí surgió. No sé si mis ojos la miraron bien, o no la miraron, porque lo espantoso produce en nosotros confusión de ideas. Era un misterio repugnante la figura horrible que salía tambaleándose de la casa. No había nadie en la calle melancólica y reposada en su muerte. La figura monstruosa no se movía de la puerta. Poseía en su actitud, la fría interrogación de un friso egipcio. Tenía un vientre muy abultado como de eterno embarazo, sus brazos caídos sostenían unas manos viscosas y formidables de fealdad. En la cadera llevaba un cántaro desmochado, y sus cabellos canosos y fuertes, rodeaban aquella cara con un agujero por nariz. Sobre sus pómulos una pupa amarillenta mostraba toda su maloliente carroña, y un ojo horrible derramaba lágrimas sobre ella, que la figura atroz limpiaba con su manaza... Salía de aquella casa de vicios espantosos y lujurias extremas. Estaba envuelta en un hábito de impudor y bajeza de una degeneración sexual. Podía ser animal raro o hermafrodita satánico. Carne sin alma o medusa dantesca. Ensueño de Goya o visión de San Juan. Amada por Valdés Leal, o martirio para Jan Weenix... Era una carne verdosa y de muerte. Tose repetidas veces... y se cree oler a azufre..., bajo el peso de los espíritus del mal... La figura inquietante echó a andar. Llevaba unas zapatillas a medio meter que marcaban el ritmo lúgubremente; unas gargantillas de coral mugriento y una bolsa colgada al cuello, que sería algún amuleto infernal. Dentro de la casa se oía reír y entre palmas sensuales y ayes dolorosos, una voz aguardentosa cantaba obscenidades. El monstruo andaba como un lagarto en pie y con una mueca dura no se sabe si era risa o dolor de vivir... Otra vez tosió como si un perro aullase en un sótano, y siguió andando despidiendo olor de alhucema podrida y de tabaco. Es horrible este bicho con enaguas y con senos flácidos... Es la que en la casa eternamente maldice y asusta a las buenas comadres. Es la que si pudiera nos besaría a todos para infestarnos de su mal. Es la eunuca de un harem de podredumbre. Si fuera hermosa sería Lucrecia, como es horrible es Belcebú. Si pudiera escoger amante, amaría a Neptuno o Atila..., y si pudiera llevar a cabo sus maldiciones sería como Hatto, el feroz obispo de Andernach . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estas mujeres, espantosas de pesadilla, se pasean algunas veces por el Albaizín. Ellas son las brujas que enredan en sus tramas cabalísticas a las pasionales muchachas de ojos negros. Ellas son las que preparan bebedizos hechos con víboras, con canela y con huesos de niños machacados al plenilunio. Ellas poseen en canuteros los espíritus del bien y del mal..., y por ellas las madres ignorantes y supersticiosas cuelgan a sus críos cuernos dorados y estampas benditas para librarlos del mal de ojo... Pero esta pesadilla... ¡Qué gesto tan frío y tan inquietante el suyo al cruzar la calle llena de sol y olor de rosal! ¡Hetaira quitasueños!... Con el cántaro en la cadera y las manos por el suelo en las calles del Albaizín . . . . . .
IV Sonidos A María Luisa Egea.
Bellísima, espléndida y genial... Con toda mi devoción Desde los cubos de la Alhambra se ve el Albaizín con los patios, con galerías antiguas por las que pasan monjas. En las blancas paredes de los claustros están los vía crucis. Junto a las celosías románticas de los campaniles los cipreses mecen lánguidamente su masa olorosa y funeral... Son los patios soñadores y umbrosos... En medio del gran acorde macizo del caserío los conventos ponen su ambiente de tristeza. Es algo misterioso que atrae y fascina, la visión del Albaizín desde esta fortaleza y palacio de la media noche... Y el panorama, con ser tan espléndido y extraño, y tener esas voces potentes de romanticismo, no es lo que fascina. Lo que fascina es el sonido. Podría decirse que suenan todas las cosas... Que suena la luz, que suena el color, que suenan las formas. En los parajes de intenso sonido como son las sierras, los bosques, las llanuras, la gama musical del paisaje tiene casi siempre el mismo acorde que domina a las demás modulaciones. En las faldas de la Sierra Nevada, hay unos recodos deliciosos de sonidos... Son unos sitios en donde de los declives macizos mana un sonido de perfume agreste melosamente acerado. En los mismos bosques de pinos, entre el olor divino que exhalan, se oye el manso ruido del pinar, que son melodías de terciopelo aunque sople aire fortísimo, modulaciones mansas, cálidas, constantes..., pero siempre en la misma tesitura... Eso es lo que no tiene Granada y la vega oídas desde la Alhambra. Cada hora del día tiene un sonido distinto. Son sinfonías de sonidos dulces lo que se oye... Y al contrario que los demás paisajes sonoros que he escuchado, este paisaje de la ciudad romántica modula sin cesar. Tiene tonos menores y tonos mayores. Tiene melodías apasionadas y acordes solemnes de fría solemnidad... El sonido cambia con el color, por eso cabe decir que éste canta. El ruido del Dauro es la armonía del paisaje. Es una flauta de inmensos acordes a la que los ambientes hicieran sonar. Desciende el aire con su gran monotonía cargado de aromas serranos y entra en la garganta del río, éste le da su sonido y lo entrecruza por las callejas del Albaizín por las que pasa rápido dando graves y agudos...; luego se extiende sobre la vega y al chocar con sus sones admirables y con las montañas lejanas y con las nubes, forma ese acorde de plata mayor que es como una inmensa nana que a todos nos duerme voluptuosamente... En las mañanas de sol hay alegrías de música romántica en la garganta del Dauro. Podría decirse que canta en tono mayor el paisaje... Hay mil voces de campanas que suenan de muy distinta manera. Algunas veces claman en tono grave las campanas sonoras de la Catedral, que llenan los espacios con sus ondas musicales... Éstas se callan y entonces les contestan varios campanarios albaizineros que se contrapuntan espléndidamente. Unas campanas vuelan como locas derramando pasión bronceada hasta fundirse a veces con el sonido del aire en un hipar anhelante... Otras, viriles, fugan sus sonidos con las lejanías..., y una más reposada y devotamente, llena de unción sacerdotal llama a rezar muy despacio, con aire cansado, con la filosofía de la resignación... Las otras campanas que volaban locas de apasionada alegría se callan de repente pero la campana reposada sigue con aire de reproche..., ella es la vieja que reza..., y riñe a las jóvenes por sus anhelos que nunca tendrán realidad... Seguramente aquellas campanas que habían sonado como locas de entusiasmo hasta morirse de sonido, las habían echado a volar, o los acólitos traviesos de las parroquias..., o las novicias juguetonas y asustadizas de algún convento, que tienen ansia de reír, de cantar..., y es casi cierto que esta campana que llama a rezar quejumbrosamente la tañe algún viejo sacristán lleno de manchas de cera..., o alguna monja que la muerte olvidó, que espera en el convento la herida de la guadañadora... Hay silencios magníficos en que canta el paisaje... Después claman otra vez las campanas de la Catedral, las otras glosan lo que dijo la maestra..., y como final de sinfonía hay un gracioso e infantil ritornello de esquilín..., que después de su melodía agudísima se va apagando poco a poco en un morendo delicado, como no queriendo terminar..., hasta que acaba en una nota rozada que apenas se oye. ¡Son magníficas, son maravillosas, son espléndidas y múltiples las sinfonías de campanas en Granada! La noche tiene brillantez mágica de sonidos desde este torreón. Si hay luna, es un marco vago de sensualidad abismática lo que invade los acordes. Si no hay luna..., es una melodía fantástica y única lo que canta el río..., pero la modulación original y sentida en que el color revela las expresiones musicales más perdidas y esfumadas, es el crepúsculo... Ya se ha estado preparando el ambiente desde que la tarde media. Las sombras han ido cubriendo la hoguera alhambrina... La vega está aplanada y silenciosa. El sol se oculta y del monte nacen cascadas infinitas de colores musicales que se precipitan aterciopeladamente sobre la ciudad y la sierra y se funde el color musical con las ondas sonoras... Todo suena a melodía, a tristeza antigua, a llanto. Resbala una pena dolorosa e irremediable sobre el caserío albaizinero y sobre los soberbios declives rojos y verdes de la Alhambra y Generalife..., y va cambiando sin cesar el color y con el color cambia el sonido... Hay sonidos rosa, sonidos rojos, sonidos amarillos y sonidos imposibles de sonido y color... Después hay un gran acorde azul..., y empieza la sinfonía nocturna de las campanas. Es distinta de la de la mañana. El apasionamiento tiene gran tristeza... Casi todas, suenan cansadas, llamando al rosario... Canta muy fuerte el río. Las luces parpadeantes de las callejas albaizineras, ponen temblores dorados en las negruras de los cipreses... Lanza la Vela su histórica canción... En las torres, se ven lucecillas miedosas que alumbran a los campaneros... Silba el tren a lo lejos.
V Puestas de sol
1Verano
Cuando el sol se oculta tras las sierras de bruma y rosa, y hay en el ambiente una colosal sinfonía de religioso recogimiento, Granada se baña de oro y de tules rosa y morados. La vega, ya con los trigos marchitos, se duerme en un sopor amarillento y plateado, mientras los cielos de las lejanías tienen hogueras de púrpura apasionada y ocre dulzón. Por encima del suelo hay ráfagas de brumas indecisas como aire saturado de humo o brumas fuertes como enormes púas de plata maciza. Los caseríos están envueltos en calor y polvo de paja y la ciudad se ahoga entre acordes de verdor lujurioso y humos sucios. La sierra es color violeta y azul fuerte por su falda, y rosadamente blanca por los picachos. Aún quedan manchas de nieve que resisten briosas al fuego del sol. Los ríos están casi secos y el agua de las acequias va tan parada, como si arrastrara un alma enormemente romántica cansada por el placer doloroso de la tarde. En el cielo que hay sobre la sierra, un cielo azul tímido, asoma el beso hierático de la luna. En los árboles y en las viñas aún queda un resol extraño..., y poco a poco los montes azules, ceniza y verde sobre rosa, se enfrían y todo va tomando el color hipnótico de la luna. Cuando ya casi no hay luz, adquiere la ciudad un matiz negro y parece dibujada sobre un mismo plano, las ranas empiezan sus raras fermatas, y todos los árboles parecen cipreses... Luego la luna besa a todas, las cosas, cubre de suavidad los encajes de las ramas, hace luz al agua, borra lo odioso, agranda las distancias y convierte los fondos de la vega en un mar... Después un lucero de una ternura infinita, el viento en los árboles, y un canto de aguas perenne y adormecedor. La noche muestra todos sus encantos con la luna. Sobre el lago azul brumoso de la vega ladran los perros de las huertas...
2Invierno
Está la vega aplanada. Estos días tristes de invierno la convierten en campo de ensueño. Las lejanías veladas por la niebla son plomo y violeta, y las alamedas marchitas son grandes rayas negras. El cielo es blanco y suave con ligeros toques negros, la luz azulada, vaga, delicadísima. Los caseríos brillan y se esfuman en la vaguedad del humo. El sonido es apagado y de nieve. Los primeros términos del paisaje se acusan con fuerza. Muchos olivos plata y verde, grandes álamos llorosos y lánguidos, y cipreses negros que se agitan dulcemente. Saliendo de la ciudad hay unos pinos con las cabezas inclinadas. Todos los colores son pálidos y graves. El verde oscuro y el rojizo son los que dominan de cerca..., pero a medida que se van extendiendo por la llanura, la niebla los apaga y los borra..., hasta que en los fondos son indefinidos y somnolientos. Los ríos parecen cortes inmensos hechos en la tierra para que se viera el cielo que hay debajo. El sol al ocultarse se asomó entre las nubes..., y la vega fue como una inmensa flor que abriera de pronto su gran corola mostrándonos toda la maravilla de sus colores. Hubo una conmoción enorme en el paisaje. La vega palpitó espléndida. Todas las cosas se movieron. Algunos colores se extendieron fuertes y briosos. En un monte cercano hay rasgaduras de azulín intenso... La nieve de la sierra se adivina entre las gasas de la niebla... Las nubes se montan unas encima de otras, se muerden furiosas tornándose negras..., y la lluvia empieza a caer fuerte y sonora. En la ciudad hay un sonido metálico con ondulaciones secas, lo produce el agua al chocar con los tubos y canales de latón... En la vega es un ruido blando y muelle de agua que cae sobre agua y hierbas... La lluvia tiene al caer en los charcos acordes suavísimos y fuertes, al caer sobre las hierbas, desfallecimientos de sonidos. A lo lejos algún trueno apagado suena como un monstruoso timbal... Los pueblos están encogidos y helados de frío..., los caminos están tapizados por grandes manchas de plata... Arrecia la lluvia amenazadora... La luz se hace oscura y la vaguedad se acentúa... Una oscuridad y sopor llenan la vega... Una línea fascinadora de luz blanca triunfa en el horizonte... Después, un manto de terciopelo negro bordado de granates cubre la llanura . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Friday, December 15, 2006
Del 27... un lugar especial MIGUEL HERNÁNDEZ
Tengo una especial inclinación por Miguel Hernández, el poeta más jóven de la generación del 27, talentoso, e inspirador... su poesía profunda hace vibrar fibras sensibles
Esta Carta la escribe Miguel Hernández a su esposa desde la carcel, e incluye "Las nanas de la Cebolla",
Josefina Manresa
(Madrid, 12 de septiembre de 1939)
Mi querida Josefina:
Esta semana, como las anteriores, llega martes y no ha llegado tu carta. También empiezo a escribir ésta para que me dé tiempo a echarla después, cuando el correo me traiga la tuya, que no creo que falte hoy. Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros y desesperarme. Prefiero lo primero y así no hago más que eso, además de lavar y coser con muchísima seriedad y soltura, como si en toda mi vida no hubiera hecho otra cosa. También paso mis buenos ratos espulgándome, que familia menuda no me falta nunca, y a veces la crío robusta y grande como el garbanzo. Todo se acabará a fuerza de uña y paciencia, o ellos, los piojos, acabarán conmigo. Pero son demasiada poca cosa para mí, tan valiente como siempre, y aunque fueran como elefantes esos bichos que quieren llevarse mi sangre, los haría desaparecer del mapa de mi cuerpo. ¡Pobre cuerpo! Entre sarna, piojos, chinches y toda clase de animales, sin libertad, sin ti, Josefina, y sin ti, Manolillo de mi alma, no sabe a ratos qué postura tomar, y al fin toma la de la esperanza que no se pierde nunca. Así veo pasar un día y otro día, esperanzado y deseoso de correr a vuestro lado y meterme en nuestra casa y no saber en mucho tiempo nada del mundo, porque el mundo mejor está entre tus brazos y los de nuestro hijo. Aún es posible que vaya para el día de mi santo, guapa y paciente Josefina. Aunque yo, la verdad, creo que estos amigos míos llevan las cosas muy despacio. Han estado de vacaciones fuera de Madrid y han regresado esta semana pasada. No han podido venir a verme porque ahora es imposible para todo el mundo. Es casi seguro que los veré la semana que viene. Me decías en tu anterior que guardara la ropa cuanto pudiera. No te preocupes, que si no tengo ropa cuando salga, con ponerme una mano en el occipucio y otra en el precipicio, arreglado. Así y todo procuro conservarla y uso la más vieja y todo son cosidos y descosidos y ventanas por todas partes. El pijama se me ha roto y le he puesto un remiendo que es media camisa, porque se me veía toda la parte de atrás y era una verdadera vergьenza. Por lo que a mí me pasa, me figuro lo que os pasará a vosotros y como esto siga así, me veo contigo como Adán y Eva en el Paraíso. ¡Ay, Josefina mía! No nos queda otro remedio que aguantar todo lo malo que nos viene y nos puede venir, para el día que nos toque aguantar lo bueno. ¿Verdad que llegará ese día? Yo nunca he dudado de que llegará y de que seremos más felices que hasta aquí hemos sido. Esta separación nos obliga a respetar a nuestro Manolillo más que respetamos al otro. Manolillo del que no dejo de acordarme nunca. Dentro de un mes hará un año que se nos murió. Eso de que el tiempo pasa de prisa, para nadie es más verdad hoy como para nosotros y a mí me cuesta trabajo creer que ha pasado un año desde que cerró nuestro primer hijo los ojos más hermosos de la tierra. Dios, a quien tú tanto rezas, hará que el día diecinueve de octubre lo pasemos juntos, si no hace que lo pasemos el día ventinueve de este mes. No quisiera pasar, ese día lejos de ti. Iremos a dar una vuelta al campo y si tú eres decidida, visitaremos la tierra donde nos espera. Tengo ganas de hablar contigo. La otra noche soñé a Manolillo ya con cinco o seis años de edad. Cuídalo mucho, Josefina que crezca fuerte y defendido contra toda enfermedad. Cuando te sea posible come mucha fruta y mucho vegetal, principalmente patatas. Es lo que más conviene a tu salud y a la de nuestro sinvergьencilla. No me dices muchas cosas suyas. Supongo que ya hablará más que un loro. Si supieras que ganas tengo de oír su voz: se me ríen los huesos sólo de imaginarla, con que mira lo que me voy a reír el día que la oiga de verdad. Dime el peso que tiene, que no lo has pesado hace mucho tiempo. Estoy enfadado con Manolo y con las Marianas, a ninguno de los cuatro se les ocurre escribirme unas letras. No se acuerdan de mí, que no los olvido. Dime también algo de la abuela y la tía, que tampoco me han mandado una sola letra (...). Bueno. Voy a dejar el lápiz y a esperar tu carta, a ver qué me trae de bueno. Nada. Hoy no recibo carta tuya. No me gusta que te retrases en escribirme. Vaya plantón que me he llevado al pie del que vocea el correo. No hay derecho. Espero que me digas algo de nuestra familia de Orihuela, de mi madre especialmente y de la de Pepito. Anteayer he recibido una carta de un amigo de la huerta, Trinitario Ferrer, muy amigo de mi hermano y me dice que se ve con él todos los días. Di a Vicente que le diga que por ahora no puedo contestarle, pero que me alegra mucho saber de él. Voy a terminar mi carta diciéndote que seas menos perezosa conmigo o de lo contrario no te voy a escribir en un mes. Y nada más porque no parezca larga ésta a la censura y porque hagan todo lo posible para que llegue a tus manos.
Manolillo: adiós, un beso ¡pum! Otro beso ¡pum! Otro, otro, otro, ¡pum, pum, pum!
Manolo: escribe, dejando a un lado por un rato las barbas y las perezas.
Marianas: a ser buenas y a pelearos una vez a la semana solamente.
Josefina: recibe para ti y para nuestro hijo y para nuestros hijos mayores el cariño encerrado y empiojado y ... perdido de tu preso
Miguel.
¡Adiós!'
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
A Federico García Lorca
Orihuela, 10 de abril de 1933
Sr. D. Federico G. Lorca.
Admirado poeta amigo:
Le escribí hace mucho pidiéndole elogios, aunque ya se los había oído para mi "Perito en lunas". Y aquí me tiene usted esperándolos - entre otras cosas.
He pensado, ante su silencio, que usted me tomó el pelo a lo andaluz en Murcia - ¿recuerdaaa?-, que para usted fuimos, o fui, lo que recuerdo que nos dijo cuando le preguntamos quién era uno que le saludó. "Ese - dijo- uno de los de: ¡adiós!, cuando les vemos." Y luego "me escriben muchas cartas a las que yo no contesto". ¿Puedo estar ofendido contigo?
Perdone. Pero se ha quedado todo: prensa, poetas, amigos, tan silencioso ante mi libro, tan alabado - no mentirosamente, como dijo- por usted la tarde aquella murciana, que he maldecido las putas horas y malas en que di a leer un verso a nadie.
Usted sabe bien que en este libro mío hay cosas que se superan difícilmente y que es un libro de formas resucitadas, renovadas, que es un primer libro y encierra en sus entrañas más personalidad, más valentía, más cojones - a pesar de su aire falso de Góngora - que todos los de casi todos los poetas consagrados, a los que si se les quitara la firma se les confundiría la voz.
Por otra parte, aquí, en mi pueblo - ¡pueblo mío! -, donde el que me gritaba: Yo te he comprado un libro creyéndole bueno y me has dado arpillera, yo he leído a Campoamor... - ¡ea! -, decía yo: Ved los periódicos de Madrid pronto, he quedado en ridículo, porque de toda la prensa madrileña, sólo "Informaciones" se desvirgó hablando de mis poemas por el pico de Alfredo Marqueríe, diciendo cuatro burradas. El tío, antes de decir: ¡Qué burro soy!, dijo: ¡Se ha extraviado el poeta, se ha oscurecido!
Por otra parte, en mi casa soy el cristo de los cinco sampedros: me niegan la mitad del pan; me niegan, padre y madre y sus hijos, como hijo de aquéllos, como hermano de éstos; les avergьenza el que haga versos; no quieren darme vestidos nuevos, y hasta a los pantalones viejos que tengo no les quieren poner remiendos, que amordacen rotos proclamadores de nalgas mías. Hoy mismo, hoy, me han escondido la llave del huerto para que pudiera entrar en él. Y yo he saltado a la torera la tapia, no la valla, y aquí, en este chiquero de abril, aquí, donde ha tenido el suyo "Perito en lunas" este estío, bajo esta higuera, que dilataban hasta sus pámpanos mi carne de acordeón semejante a una palmera degollada, aquí le escribo esto desesperado, desesperado.
Me alegran las noticias que leo - de prestado - de los triunfos que se suceden, que se sucedem. ¡Me alegran! y le envidio.
El otro día he visto en "El Sol" la crítica de un libro de romances. El crítico dice que al pronto resuena la voz suya, pero que sólo a primera vista. Yo, nada más por el ejemplo que pone allí de romance, adivino en ese Félix no sé qué un plagiador casi.
Federico: no quiero que me compadezca; quiero que me comprenda.
Aquí, en mi huerto, en un chiquero, aguardo respuesta feliz suya, y pronto, o respuesta simplemente; aquí, pegado como un cartel a esta tapia, detrás, de la cual viven padres pobres, con tantos hijos y tan poca casa, que, para que los niños no vean los orígenes de su fabricación, el comienzo de sus hermanos, se salen al callejón a reanudarse las noches más empinadas.
Un abrazo
MIGUEL HERNÁNDEZ G.
Orihuela, 10 de abril del 1933
Dirección: Arriba, 73.
Thursday, December 07, 2006
La Generación del 27
La generación del 27... Indescripible riqueza la que se encuentra al explorar a ciertos autores... vanguardia, denuncia social, rebeldía, pasión y verdad. Todo esto inyteriorizado, mezclado con su vivencia y pensamiento, con sus amores y sus infiernos con su vida y con su muerte...
VICENTE ALEIXANDRE
UNIDAD EN ELLA
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
GERARDO DIEGO
SUCESIVA
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
LEON FELIPE
COMO AQUELLA NUBE BLANCA
Ayer estaba mi amor
como aquella nube blanca
que va tan sola en el cielo
y tan alta,
como aquella
que ahora pasa
junto a la luna
de plata.
Nube
blanca,
que vas tan sola en el cielo
y tan alta,
junto a la luna
de plata,
vendrás a parar
mañana,
igual que mi amor,
en agua,
en agua del mar
amarga.
Mi amor tiene el ritornelo
del agua, que, sin cesar,
en nubes sube hasta el cielo
y en lluvia baja hasta el mar.
El agua, aquel ritornelo,
de mi amor, que, sin cesar,
en sueños sube hasta el cielo
y en llanto baja hasta el mar.
JORGE GUILLEN
DESNUDO
Blancos, rosas... Azules casi en veta,
retraídos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
del cuerpo femenino
!Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?
¡Oh absoluto presente!
LUIS CERNUDA
Te quiero.
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.
PEDRO SALINAS
LA VOZ A TI DEBIDA
Versos 1290 a 1316
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
RAFAEL ALBERTI
A FEDERICO GARCÍA LORCA
Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;
que yo saldré a esperarte, amortecido,
hecho junco, a las altas soledades,
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, débil junco frío,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
vuélvete a tus montañas trepadoras,
ciervo de espuma, rey del monterío.
************************
EL ALBA DENOMINADORA
A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:
Sueño equivocado, Ángel sin salida, Mentira de lluvia en bosque.
Al lindero de mi alma, que recuerda los ríos,
indecisa, dudó, inmóvil:
¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces?
No.
Error de nieve en agua, tu nombre.
VICENTE ALEIXANDRE
UNIDAD EN ELLA
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
GERARDO DIEGO
SUCESIVA
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
LEON FELIPE
COMO AQUELLA NUBE BLANCA
Ayer estaba mi amor
como aquella nube blanca
que va tan sola en el cielo
y tan alta,
como aquella
que ahora pasa
junto a la luna
de plata.
Nube
blanca,
que vas tan sola en el cielo
y tan alta,
junto a la luna
de plata,
vendrás a parar
mañana,
igual que mi amor,
en agua,
en agua del mar
amarga.
Mi amor tiene el ritornelo
del agua, que, sin cesar,
en nubes sube hasta el cielo
y en lluvia baja hasta el mar.
El agua, aquel ritornelo,
de mi amor, que, sin cesar,
en sueños sube hasta el cielo
y en llanto baja hasta el mar.
JORGE GUILLEN
DESNUDO
Blancos, rosas... Azules casi en veta,
retraídos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
del cuerpo femenino
!Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?
¡Oh absoluto presente!
LUIS CERNUDA
Te quiero.
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.
PEDRO SALINAS
LA VOZ A TI DEBIDA
Versos 1290 a 1316
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
RAFAEL ALBERTI
A FEDERICO GARCÍA LORCA
Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;
que yo saldré a esperarte, amortecido,
hecho junco, a las altas soledades,
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, débil junco frío,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
vuélvete a tus montañas trepadoras,
ciervo de espuma, rey del monterío.
************************
EL ALBA DENOMINADORA
A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:
Sueño equivocado, Ángel sin salida, Mentira de lluvia en bosque.
Al lindero de mi alma, que recuerda los ríos,
indecisa, dudó, inmóvil:
¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces?
No.
Error de nieve en agua, tu nombre.
Wednesday, December 06, 2006
Recomendación Lorquiana y Flamenca BODAS DE SANGRE
Bodas de Sangre es una obra de teatro que escribe Federico Garcia Loeca en 1932. En 1981 Carlos Saura hace una extraordinaria película con el argumento de Federico y sin dialogos, es una película de baile flamenco.
Asi que la recomendación es que vean esta película y todo el arte creado por Saura y los primero bailarines de flamenco Antonio Gades y Cristina Hoyos.
Les dejo unas imágenes de la película para provocar su deseo
Asi que la recomendación es que vean esta película y todo el arte creado por Saura y los primero bailarines de flamenco Antonio Gades y Cristina Hoyos.
Les dejo unas imágenes de la película para provocar su deseo
Lorca toca mi corazón
Quiero compartir la obra poetica de Lorca que cada vez que leo toca mi corazón...
CANCION OTOÑAL
Noviembre de 1918
(Granada)
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?
¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
Friday, November 24, 2006
Lorca y el Surrealismo
Alguna maestra (de hecho bastante renombrada), en la carreara de Literarura Dramátia y Teatro en la UNAM, me reclamaba el maquillaje surrealista en una escena realista de Bodas de Sangre... a lo cual me pregunté: ¿Escena Realista?... ¿Lorca no es Surrealista?... ¡¡¡Que equivocada había vivido por más de 10 años!!!!... Afortunadamente me di cuenta de que dicha maestra, sabía de Lorca lo que yo se de Física Cuántica, que es lo mismo que nada.
Por eso, y para defender la ofensa que aquel personaje hizo a mi intelecto próximamente hablaré acerca de:
- Surrealismo
- Lorca y el Surrealismo
- Lorca y Dalí
- Lorca y Buñuel
Lo prometido es deuda asi que empezaré por poner a los lectores en el contexto del Surrealismo.
SURREALISMO:
El Surrealismo, es una corriente artística que nace en las primeras décadas del Siglo XX, y se le adjudica dicho movimiento de vanguardia a André Bretón, autor del Primer Manifiesto Surrealista. Este manifiesto, que por cierto quienes no lo conocen vale la pena que lo lean (lo pueden encontrar en http://www.analitica.com/va/arte/portafolio/2006001.asp), se basa en la reivindicación sel subconciente y en la proyección se los sueños, tomando la doctrina freudiana (para mayores informes acerca de Freud, contactarse con Fernando Gaál) Bretón y sus seguidores defendían la asociación subconciente de las ideas para crear arte. Su intención era llegar a las profundidades del espiritu humano.
La sociedad de la posguerra merecía un arte nuevo, que hablara del hombre, de lo no consciente pero existente, de los deseos más deseperados de la humanidad y de la individualidad oculta de los hombres. Lo expresa así en su manifiesto:
"Creo en el encuentro futuro de esos dos estados, en apariencia tan contradictorios, como son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de surrealidad".
El Surrealismo engendrado en París, toma fuerza y se convirtió en una importante corriente artística que llegó a casi todos los países Europeos muy rápidamente, manifestandose en diversas ramas artísticas como la pintura, la escultura, la poesía y el teatro.
El resultado es un mundo aparentemente absurdo, sin lógica, en el que los fenómenos del subconsciente escapan al dominio de la razón.
En España el Surrealismo llega en 1924, y los exponentes más importantes de dicha corriente son:
. Pablo Picasso
. Joan Miró
. Salvador Dalí
. Federico García Lorca
. Luis Buñuel
Se adoparon métodos de escritura creativa, como los cádaveres exquisitos, a los que Lorca era aficionado, y tanto creaciones literarias, como expresiones artísticas españolas de la época se vieron tremendamente influenciadas por esta corriente de vanguardia.
Más adelante hablaré de la Lorca, Buñuel y Dalí y su desarrollo en el ambito http://leonardo.sfasu.edu/ccuadra/340/340carsurr.htm">
"Buñuel y Dalí escribieron juntos el guión de la película "Un perro andaluz." El título era una broma a García Lorca, que era andaluz. Para escribir el guión tenían una regla: ponían en común imágenes visuales: si podían encontrar una explicación racional a las imágenes, no las incluían en el guión. Posteriormente rodaron la película en Francia."
LORCA Y EL SURREALISMO
Esta escena de bodas de sangre fue la culpable de mi altercado con la famosa maestra de dirección de la UNAM:
(Aparece la luna. Vuelve la luz intensa.)
"Luna: Ya se acercan.Unos por la cañada y otros por el río.Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas?
Mendiga: Nada.
Luna: El aire va llegando duro, con doble filo.
Mendiga: Ilumina el chaleco y aparta los botones, que después las navajas ya saben el camino. Luna: Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo.¡Mira que ya mis valles de ceniza despiertan en ansia de esta fuente de chorro estremecido!
Mendiga: No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio!
Luna: ¡Allí vienen!
(Se va. Queda la escena a oscuras.)
Mendiga: ¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído?¡No pueden escaparse! "
Y retomo el tema surrealista. ¿De donde pudo este personaje calificar esta escena como realista?. La aparición de la luna como un personaje cotidiano "normal" en la realidad alterna surrealista nos muestra una imagen cruenta del deseo humano, un deseo terrible que podemos vivir, asumir y aceptar en nuestros sueños y en nuestro mundo inconsciente:
"Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo."...
Lorca, el "perro andaluz", incorporó los desos más detestables en un ser humano a la Luna, personaje no humano humanizado para transformar el mundo consciente.
Teatro Lorquiano es sinónimo de surrealidad, sin embargo las últimas obras de Lorca están enclavadas en la realidad más cruda de la sociedad española de su época.
Personajes surrealistas que expresan sentimentos crueles y verdaderos llenos de sinceridad, nostalgia y denuncia social.
¿Y como imaginar algo diferente? Lorca no pudo mas que gritar desesperadamente los demonios que le fueron impuestos...
LORCA Y DALI
No se puede hablar acerca de la relación de el pintor Salvador Dalí y Lorca sin hablar de la relación de ambos con el cineasta Luis Buñuel. Los tres amigos de la residencia de estudiantes en Madrid, se conocieron a principios de los años 20. Talentosisimos e influenciados por el surrealismo trabajaron proyectos juntos.
Dalí pone en circulación el término "Putrefactos", refiriendose a lo tradicional, ya sean personas, cosas, obras de arte, que tren consigo un toque arcaico y poco actual.
En 1925 Dalí y Lorca planearon un libro acerca de la putrefacción. Dalí hizo muchos dibujos para este libro, mismo que nunca se publicó por que Lorca nunca escribió el pòlogo. Esto se atribuye a que Dalí consideró a Lorca un "putrefacto" por su "Romancero Gitano", y por sus "Impresiones y paisajes".
Es entonces cuando Buñuel y Dalí hacen la película "Un perro andaluz" refiriendose en este título a Lorca.
Lorca vivió enamorado de Dalí, amor imposible para el y fuente de inspiración para su obra. Obsesionado y celoso, amable y demandante el autor vuelca sus sentimientos hacia Dalí en esta oda
ODA A SALVADOR DALI
Una rosa en el alto jardín que tu deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos, en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un iceberg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
*
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
*
¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del hombre.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmienten ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.
*
Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa.
(Mariposa clavada que medita su vuelo.)
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!
*
¡Oh Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire,
frente a la mar poblada con barcos y marinos.
LORCA Y BUÑUEL
Al margen de las relaciones cinematográficas que entre Buñuel y Lorca puedan establecerse en el contexto de la Residencia de Estudiantes, lo más significativo es la profunda amistad nacida desde 1919 entre el granadino y el aragonés
Buñuel, en sus memorias, refleja sin duidarlo elogios para su compañero y reconce la influencia ejercida de "El perro andaluz" tanto para descubrirle el sentido de la poesía como para sugerirle títulos como La leyenda áurea, uno de cuyos pasajes, el dedicado a San Simeón el Estilita, convertiría tiempo después en película: Simón del desierto (1965).
Lorca y Buñuel juntos... Dalí y Lorca... "LA PUTREFACCION". Surrealismo puro, profundo y reflejado necesariamente en la obra lorquiana.
Un cuento Lorquiano
Ahi les va un postrecito lorquiano
Narraciones
La gallina
(Cuento para niños tontos)
Había una gallina que era idiota. He dicho idiota. Pero era más idiota todavía. Le picaba un mosquito y salía corriendo. Le picaba una avispa y salía corriendo. Le picaba un murciélago y salía corriendo.
Todas las gallinas temen a las zorras. Pero esta gallina quería ser devorada por ellas. Y es que la gallina era una idiota. No era una gallina. Era una idiota.
En las noches de invierno la luna de las aldeas da grandes bofetadas a las gallinas. Unas bofetadas que se sienten por las calles. Da mucha risa. Los curas no podrán comprender nunca por qué son estas bofetadas, pero Dios sí. Y las gallinas también.
Será menester que sepáis todos que Dios es un gran monte VIVO. Tiene una piel de moscas y encima una piel de avispas y encima una piel de golondrinas y encima una piel de lagartos y encima una piel de lombrices y encima una piel de hombres y encima una piel de leopardos y todo. ¿Veis todo? Pues todo y además una piel de gallinas. Esto era lo que no sabía nuestra amiga.
¡Da risa considerar lo simpáticas que son las gallinas! Todas tienen cresta. Todas tienen culo. Todas ponen huevos. ¿Y qué me vais a decir?
La gallina idiota odiaba los huevos. Le gustaban los gallos, es cierto, como les gusta a las manos derechas de las personas esas picaduras de las zarzas o la iniciación del alfilerazo. Pero ella odiaba su propio huevo. Y sin embargo no hay nada más hermoso que un huevo.
Recién sacado de las espigas, todavía caliente, es la perfección de la boca, el párpado y el lóbulo de la oreja. La mejilla caliente de la que acaba de morir. Es el rostro. ¿No lo entendéis? Yo sí. Lo dicen los cuentos japoneses, y algunas mujeres ignorantes también lo saben.
No quiero defender la belleza enjuta del huevo, pero ya que todo el mundo alaba la pulcritud del espejo y la alegría de los que se revuelcan en la hierba, bien está que yo defienda un huevo contra una gallina idiota.
Lo voy a decir: una gallina amiga de los hombres.
Una noche, la luna estaba repartiendo bofetadas a las gallinas. El mar y los tejados y las carboneras tenían la misma luz. Una luz donde el abejorro hubiera recibido las flechas de todo el mundo. Nadie dormía. Las gallinas no podían más. Tenían las crestas llenas de escarcha y los piojitos tocaban sus campanillitas eléctricas por el hueco de las bofetadas.
Un gallo se decidió al fin.
La gallina idiota se defendía.
El gallo bailó tres veces pero los gallos no saben enhebrar bien las agujas.
Tocaron las campanas de las torres porque tenían que tocar, y los cauces y los corredores y los que juegan al gol se pusieron tres veces morados y tintineantes. Empezó la lucha.
Gallo listo. Gallina idiota. Gallina lista. Gallo idiota. Listos los dos. Los dos idiotas. Gallo listo. Gallina idiota.
Luchaban. Luchaban. Luchaban. Así toda la noche. Y diez. Y veinte. Y un año. Y diez. Y siempre.
1934
Lorca hablando de teatro
Me gustaría mucho compartir la visión de Lorca con respecto al teatro. Una de mis primeras inspiaciones para ser Una "teatrera lorquiana"
La barraca se dedicaba reproducir el dolor y la pasión de la gente inmersa en un sistema represivo en el que desgraciadamente vivieron muchos españoles, como mi madre, o aquellos que por no vivirlo tuvieron que ser exiliados en otro país ajeno a sus costumbres, como mi padre. O peor aún de aquellos que murieron por defender la libertad en la que creían, como Lorca.
Nadie tiene derecho a amputar nuestras ideas... por eso el teatro lorquiano es vigente, por que nos enseña a defender nuestra libertad y vivir bajo nuestras ideas, ¿Realmente lo hacemos?... ¿No hemos perdido la práctica?...
Mari Carmen
Conferencias
Charla sobre teatro.
Queridos amigos: Hace tiempo hice firme promesa de rechazar toda clase de homenajes, banquetes o fiestas que se hicieran a mi modesta persona; primero, por entender que cada uno de ellos pone un ladrillo sobre nuestra tumba literaria, y segundo, porque he visto que no hay cosa más desolada que el discurso frío en nuestro honor, ni momento más triste que el aplauso organizado, aunque sea de buena fe.
Además, esto es secreto, creo que banquetes y pergaminos traen el mal fario, la mala suerte, sobre el hombre que los recibe; mal fario y mala suerte nacidos de la actitud descansada de los amigos que piensan: "Ya hemos cumplido con él".
Un banquete es una reunión de gente profesional que come con nosotros y donde están, pares o nones, las gentes que nos quieren menos en la vida.
Para los poetas y dramaturgos, en vez de homenajes yo organizaría ataques y desafíos en los cuales se nos dijera gallardamente y con verdadera saña: "¿A que no tienes valor de hacer esto?" "¿A que no eres capaz de expresar la angustia del mar en un personaje ?" "¿A que no te atreves a contar la desesperación de los soldados enemigos de la guerra?". Exigencia y lucha, con un fondo de amor severo, templan el alma del artista, que se afemina y destroza con el fácil halago. Los teatros están llenos de engañosas sirenas coronadas con rosas de invernadero, y el público está satisfecho y aplaude viendo corazones de serrín y diálogos a flor de dientes; pero el poeta dramático no debe olvidar, si quiere salvarse del olvido, los campos de rosas, mojados por el amanecer, donde sufren los labradores, y ese palomo, herido por un cazador misterioso, que agoniza entre los juncos sin que nadie escuche su gemido.
Huyendo de sirenas, felicitaciones y voces falsas, no he aceptado ningún homenaje con motivo del estreno de Yerma; pero he tenido la mayor alegría de mi corta vida de autor al enterarme de que la familia teatral madrileña pedía a la gran Margarita Xirgu, actriz de inmaculada historia artística, lumbrera del teatro español y admirable creadora del papel, con la compañía que tan brillantemente la secunda, una representación especial para verla.
Por lo que esto significa de curiosidad y atención para un esfuerzo notable de teatro. doy ahora que estamos reunidos, las más rendidas, las más verdaderas gracias a todos. Yo no hablo esta noche como autor ni como poeta, ni como estudiante sencillo del rico panorama de la vida del hombre, sino como ardiente apasionado del teatro de acción social. El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado. donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera.
El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.
Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo". No me refiero a nadie ni quiero herir a nadie; no hablo de la realidad viva, sino del problema planteado sin solución.
Yo oigo todos los días, queridos amigos, hablar de la crisis del teatro, y siempre pienso que el mal no está delante de nuestros ojos, sino en lo más oscuro de su esencia; no es un mal de flor actual, o sea de obra, sino de profunda raíz, que es, en suma, un mal de organización. Mientras que actores y autores estén en manos de empresas absolutamente comerciales, libres y sin control literario ni estatal de ninguna especie, empresas ayunas de todo criterio y sin garantía de ninguna clase, actores, autores y el teatro entero se hundirá cada día más, sin salvación posible.
El delicioso teatro ligero de revistas, vodevil y comedia bufa, géneros de los que soy aficionado espectador, podría defenderse y aun salvarse; pero el teatro en verso, el género histórico y la llamada zarzuela hispánica sufrirán cada día más reveses, porque son géneros que exigen mucho y donde caben las innovaciones verdaderas, y no hay autoridad ni espíritu de sacrificio para imponerlas a un público al que hay que domar con altura y contradecirlo y atacarlo en muchas ocasiones. El teatro se debe imponer al público y no el público al teatro. Para eso, autores y actores deben revestirse, a costa de sangre, de gran autoridad, porque el público de teatro es como los niños en las escuelas: adora al maestro grave y austero que exige y hace justicia, y llena de crueles agujas las sillas donde se sientan los maestros tímidos y adulones, que ni enseñan ni dejan enseñar.
Al público se le puede enseñar, conste que digo público, no pueblo; se le puede enseñar, porque yo he visto patear a Debussy y a Ravel hace años, y he asistido después a las clamorosas ovaciones que un público popular hacía a las obras antes rechazadas. Estos autores fueron impuestos por un alto criterio de autoridad superior al del público corriente, como Wedekind en Alemania y Pirandello en Italia, y tantos otros.
Hay necesidad de hacer esto para bien del teatro y para gloria y jerarquía de los intérpretes. Hay que mantener actitudes dignas, en la seguridad de que serán recompensadas con creces. Lo contrario es temblar de miedo detrás de las bambalinas y matar las fantasías, la imaginación y la gracia del teatro, que es siempre, siempre, un arte, y será siempre un arte excelso, aunque haya habido una época en que se llamaba arte a todo lo que nos gustaba, para rebajar la atmósfera, para destruir la poesía y hacer de la escena un puerto de arrebatacapas.
Arte por encima de todo. Arte nobilísimo. y vosotros, queridos actores, artistas por encima de todo. Artistas de pies a cabeza, puesto que por amor y vocación habéis subido al mundo fingido y doloroso de las tablas. Artistas por ocupación y preocupación. Desde el teatro más modesto al más encumbrado se debe escribir la palabra "Arte" en salas y camerinos, porque si no vamos a tener que poner la palabra "Comercio" o alguna otra que no me atrevo a decir. Y jerarquía, disciplina y sacrificio y amor.
No quiero daros una lección, porque me encuentro en condiciones de recibirlas. Mis palabras las dicta el entusiasmo y la seguridad. No soy un iluso. He pensado mucho, y con frialdad, lo que pienso, y, como buen andaluz, poseo el secreto de la frialdad porque tengo sangre antigua. Yo sé que la verdad no la tiene el que dice "hoy, hoy, hoy" comiendo su pan junto a la lumbre, sino el que serenamente mira a lo lejos la primera luz en la alborada del campo.
Yo sé que no tiene razón el que dice: "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo